Vagabundo espiritual

Crónica de un Vagabundo Espiritual (1) LA BÚSQUEDA

Un buscador que acabó la búsqueda cuando se encontró.

En el mismo comienzo de este libro puede llevarte tal decepción que probablemente dejes de leerlo nada más comenzar.  Pues te contaré mis experiencias como vagabundo espiritual en la proeza de una búsqueda destinada a morir. De cómo comencé el viaje y de lo que he descubierto en el camino de mi búsqueda.  Con este relato quizá puedas comprender muchos aspectos de tu búsqueda y te ayude a encontrar aquello que estés buscando. Pero ten muy presente que si lo encuentras dejaras de buscar.

Empezaré por el final.  Es decir con lo más importante que he encontrado. Y comienzo por ahí porque si lo que encontré no es lo que tú estás buscando, no creo que te convenga perder tiempo en leer este libro. Quizás tú estés buscando  soluciones mágicas, respuestas poderosas, terapias milagrosas, medicinas magistrales o ideas novedosas;  y si eso es lo que buscas, quiero que sepas que muy lícita es tu búsqueda,  pero que mi búsqueda es muy atrevida, riesgosa y hasta audaz, porque me llevó más allá de todo eso que quizás buscas tú. Esto no significa que yo sea más que tú sino que si he podido llegar más allá es posible que te pueda inspirar a conseguirlo tú también.

Quiero prevenirte y anticiparte que si conectas con el espíritu de mi búsqueda te encontrarás con algo que quizá no quieras encontrar,  o quizá ni te animes a encontrarte. Si te encuentras se acaba el cuento de buscar por buscar.

Mi búsqueda hizo que encontrara lo único, lo más importante, el principio y el fin,  lo que acabaría con toda pregunta, lo que me pondría por encima de todas mis quejas, lo que me haría responsablemente feliz para siempre…  me encontré a mí mismo.

Y en mi lo encontré todo. Descubrí mi poder, liberé mi sabiduría, me hice cargo de mi mismo. Recuperé la capacidad de decidir y adquirí fuerzas para sostener mis decisiones, confié en la existencia y me deje fluir y con ello también deje de elegir. Los caminos se despejaron, las puertas se abrieron,  las posibilidades se liberaron y ya nunca más hizo falta una brújula, un guía o un maestro que me dijera lo que tengo que hacer.  Porque encontrarse a uno mismo es encontrar al único maestro, por ello es que al encontrarme a mí mismo acabe con todas las búsquedas infructuosas.

En mi vida ya no admito juicios, ni culpas, ni quejas, ni excusas, ni criticas, ni protestas por como son las cosas, los hechos y las personas. Ya no existe para mí el cómo debieran ser. Porque simplemetne Son.

Pero tengo que reconocer que eso no era lo que yo estaba buscando al comienzo. Mi búsqueda no era nada clara, era más una manera de distraerme, de huir, y de hacerme creer que algo estaba haciendo  por mí. Pero parece ser que en algún momento de esta búsqueda infructuosa, el buscador, cansado ya de buscar, meditó y se dio cuenta que él mismo era lo buscado.  Y quizás así te ocurra a ti en algún momento, aunque no sepas bien lo que estás buscando, te puedes encontrar con lo que no esperabas. Por eso quisiera que sepas que cuando la búsqueda sale de un corazón valiente, que no teme; si se inicia en un alma que anhela libertad, que ama la vida; si el impulso es el coraje de un niño travieso que adora investigar…   entonces esa búsqueda te llevará muy lejos, mucho más lejos de lo jamás imaginado. Sin importar en dónde, cómo, con qué o con quien lo estés haciendo, allí llegarás. Esa búsqueda te hará llegar al único destino posible: TU.

Como comienza la búsqueda

Todo comenzó cuando empecé a darme cuenta que todo lo que tenía y hacía no me hacía lo feliz que quería.  Las cosas no me satisfacían en lo más profundo de mí. Así es como fui a muchos sitios, leí tantos libros, buscaba en personas y situaciones, en países y culturas, en religiones y filosofías, en seminarios y terapias, en el trabajo, la familia, los amigos y en el materialismo también, ¿Por qué no?, en el placer y la lujuria; en el pensar, el hacer y el sentir incluso;  buscaba y buscaba sin saber muy bien que buscaba. Incluso ni siquiera era consciente de qué estaba buscando, pero no importaba, yo seguía buscando; hasta que un día me di cuenta que algo estaba buscando, localice el objeto de mi búsqueda.

Dijo Osho: “Un hombre se convierte en buscador en el momento en que se ha dado cuenta que esta existencia mundana no puede ser todo lo que hay.”

El buscador que hay en mi realmente nació el día que me di cuenta que lo que buscaba no podía encontrarlo en donde lo estaba buscando. Relativice la importancia de las cosas mundanas o materiales. Fui consciente que había un más allá de todas las cosas conocidas. Fue entonces donde mi búsqueda se afinó hacia un rumbo definitivo e inalterable que se mantuvo durante más de 20 años, ese rumbo fui yo mismo.  Tardé mucho tiempo en encontrarme, di muchas vueltas, pero para ello tuve que convertirme en un vagabundo espiritual.

 Para encontrar lo que no se encuentra en cualquier método de búsqueda, hay que salirse de las maneras de buscar que ya conocemos. Para buscar fuera de lo conocido hay que salirse de los esquemas preestablecidos; a lo desconocido no se pude acceder con métodos conocidos; no se puede ser un buscador libre metido en una línea de pensamiento, enfrascado en una religión, esclavizado en creencias o fanatismos, anclados en una determinada manera de pensar;  lo primero que se requiere es convertirse en un vagabundo espiritual.

Un vagabundo no es un mendigo, un mendigo pide limosnas, pero un vagabundo tiene autosuficiencia para viajar y deambular, un vagabundo es alguien al que nadie le puede aferrar a nada, no admite apegos mundanos, sabe muy bien que en ningún sitio se puede quedar, un vagabundo reconoce el camino mismo como la meta. Un vagabundo espiritual es alguien que además sabe que en ese camino de nunca acabar pude suceder algo un día que lo haga encontrar con lo que en el fondo de su corazón está buscando y entonces ya deje de vagabundear.  Un vagabundo espiritual confía que encontrará eso que acabará con toda búsqueda. No sabe dónde, ni cuándo, ni porqué, pero sabe que el camino mismo le proveerá la respuesta, la solución.

El encuentro sucederá.

Lo que yo estaba buscando al comienzo era algo que estaba mucho más allá del nivel en que yo mismo estaba preparado. Estaba buscando algo de la profundidad pero yo estaba en la superficialidad. El buscador no era compatible con su búsqueda,  y ese es el primer conflicto que surge cuando la búsqueda es profunda, que el buscador tiene que volverse profundo sino nunca encontrará lo que busca. No es lo mismo hacer paseos turísticos que hacer excavaciones arqueológicas.  No es lo mismo pintar la pared que arreglar la humedad. Primero tendría que preparar al buscador, hacerle fuerte, paciente, perseverante, sereno, atento, confiado, libre, amoroso; abierto y fluido, constante y atrevido; porque si estos valores no estuviesen activos en el buscador, sabía que nada de lo que buscara podría ser encontrado. Por ello lo primero que hice fue prepararme para tan titánica búsqueda.

Dice buda: “Una vez que comprendas que estás perdido y que has de hallar tu propio camino, y que no va a llegar ningún tipo de ayuda, entonces te tornas responsable.

 Sabía que orar, pedir, rezar es de irresponsables.  Depositar la confianza fuera es de irresponsables. Por eso me centre en mí y sólo en mí. Y sabia que recurriría una y otra vez en mis propios recursos, por eso decidí prepararme.

Mi preparación fue muy profunda y simple a la vez, la idea que me acompaño en esta búsqueda fue: que estaba perdido, sólo y que nada ni nadie podría salvarme más que yo mismo. Que todo dependía de mis recursos y de mi confianza en la existencia.

Por esta razón hoy puedo afirmar que SOY UN MAESTRO QUE NO ADMITE MÁS DISCÍPULOS… El cupo de discípulos ya está agotado. Sólo acepto uno solo y ese cupo lo llené yo mismo. Soy el maestro y también soy el discípulo, soy ambos a la vez, yo mismo doy y recibo, pregunto y respondo, busco y encuentro. Por tanto no hay lugar para más discípulos y no hay más búsqueda de maestros. Yo me sigo a mí mismo. Se acabaron los maestros fuera de mí.

Y te sugiero, para ahorrar tiempo, dinero y esfuerzo, que busques dentro de ti mismo a tu propio maestro, así dejas de depender de otros para tomar tus decisiones. Tú eres el mejor especialista en ti mismo. Nadie puede hacer por ti lo que sólo tú puedes hacer.   Jesús  dijo: “Ven y sígueme….”  Eso han estado diciendo casi todos los maestros durante miles de años, con la intención de guiarte y ayudarte,  pero mi mensaje es muy diferente, aun sin ser maestro de nadie más que de mí mismo puedo darte mi mensaje, quiero compartirlo, y es este: “VE Y SIGUETE…”  eres el único del que jamás te podrás escapar, eres lo único que tienes, eres quien lleva todo aquello que puede hacerte feliz, eres el principio y el fin. No hay nada más allá de ti. Todo lo que está fuera de ti no es otra cosa que lo que tú produces dentro de ti.

Orienta toda búsqueda hacia ti, hacia dentro, no hacia fuera. El vagabundo espiritual está también en ti, actívalo,  confía en él, es el guía que te conducirá en este viaje con absoluta sabiduría. Deja que el conductor sea esa parte de ti, salvaje, pura y divina. Tú ponte atrás y disfruta del viaje. El vagabundo espiritual sabrá muy bien donde ir y qué hacer. Te llevará hasta donde quieres ir, no discutas los caminos que coja, no te preocupes por la velocidad ni por el peligro por donde te haga pasar, sólo déjale en paz, hazte a un lado, no interfieras.

El vagabundo espiritual es esa parte de ti que tiene la solución y las respuestas pero necesita andar en el camino de la vida para que tú puedas ver el recorrido y para que los paisajes que veas sean la fuente original de todos tus cambios. Tus ojos te darán las visiones que necesitas para llegar a ver, pero tendrás que lavarlos,  abrirlos bien grandes y quitarte las gafas, y con ello un buen día llegarás a verte.

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Alberto José Varela

Fundador de empresas y organizaciones; creador de técnicas, métodos y escuelas; autor de varios libros. Estudiante autodidacta, investigador y conferencista internacional, con una experiencia de más de 40 años en la gestión organizacional y los RRHH. Actualmente crece su influencia en el ámbito motivacional, terapéutico y espiritual a raíz del mensaje evolutivo que transmite.

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